Repartidor de pizza sobre excremento de perro
Llevo una semana de vacaciones de todo, hasta de mí mismo. Duermo más de diez horas al día y el resto lo paso sentado haciendo nada, perdiendo el tiempo de la manera más ruin. Estas no eran unas vacaciones para aprovecharlas y hacer todo eso que uno quiere hacer en el tiempo libre. Nada de leer ni escribir, nada de salir ni mucho menos gastar. Como mucho asomar la cabeza por la ventana en este frío día de lluvia.
Es entonces cuando pasa un apurado repartidor de pizza y se salta toda norma de tráfico para surcar una peatonal y así acortar tiempo. Mas el destino quiso que el chaval resbalara y cayera sobre una deposición de perro. Trabajar malpagado, con prisas y lluvia un día de fiesta para llevar comida basura a alguna aburguesada familia, cometer una infracción, sufrir un leve accidente, unas magulladuras, rebañar una mierda de perro y, lo que es peor, que alguien te vea y escriba tu tragedia. Sic transit gloria mundi.