Se preguntarán qué hago yo escribiendo a las cuatro de la madrugada y qué narices les importa. Tienen razón, y en la bitácora de mi admirado
ElPez pueden divertirse con las estupideces con las que los trolls escupen a modo de comentarios. Para ellos es una actitud que les parece funcionar, luego les es válida; como también le sirve a las cadenas de televisión rellenar la programación con la vida no tan privada de los famosillos, o a los especuladores comprar hoy barato para vender mañana caro. Hemos pasado del "todo vale" al "todo lo que funciona, luego vale". Vivimos infectados de pragmatismo.
Y si escribo a estas horas, sin sueño, es porque siento que me doy de bruces una y otra vez contra esta doctrina. Siento que rara vez podré hacer algo por mis principios sin toparme contra el infundado muro. Por ejemplo, mi tío Antonio se las da de entendido en política porque la acata en el modo en que funciona, no en el que dice la constitución que debe ser. Por ello aprueba el ataque a Irak, por hacerle el favor a la nación líder, y por luchar por el bien nuestro, que es el petróleo. A mí me tacha de idealista por decir que el ejército español está para defender a los españoles, y nada más.
Pragmatismo en el mundo de los sentimientos, donde no puedes actuar como sientas, sino como la práctica nos obliga a sentir. Memes a modo de leyes que se acatan sin objeción y, puesto que han funcionado y lo seguirán haciendo, son válidas sin reparos. La tajante sentencia "Si lo intentamos como amantes ya nunca te podré tener como amigo" elude tener que pensar, que fracasar, pero es cobarde como ella misma porque a cambio pierdes la maravilla de ejercer en uno u otro rol.
La genuflexión ante jefecillos, los cabecillas, y algunos vanidosos dueños siempre te darán buen resultado. Sólo a un loco se le ocurriría dar la mano al próximo en ser despedido de la empresa. Tú serás muy consecuente, por discernir entre el trabajo y la amistad, pero con ese gesto ya sabes quién ha adelantado un puesto en la lista negra. ¡Y lo curioso es que nadie te va a aplaudir el gesto! Un idealista en la política, un tonto en el amor, y ahora un loco sin trabajo ¿Qué más necesita uno para hincar la rodilla y aceptar la doctrina?
Creo que fue Ortega el que dijo que, ante circunstancias adversas, el hombre tenía tres posibilidades: adaptarse, emigrar o morir. De lo último he tenido ganas hace poco, pero son otras las formas de hacerme daño que me gustan. De partir a otro lugar, dudo mucho que haya un rincón del mundo libre de la plaga. Así que no tengo otra salida: Renuncio. No siento patria para ser héroe ni dios para ser mártir. ¿Qué es lo primero que debo hacer? ¿votar al PP o al PSOE? ¿hacer flexiones a diario para que, en el próximo caso de agachar la cabeza, no me rompa el lumbago? Hay que ser prácticos, voy a empezar tirando mis libros a la basura.
PD: ¿También fue una loca la primera mujer que denunció su maltrato? ¿y el primer blanco que luchó contra la esclavitud?