Rumbo a los Países Bajos
Hace poco más de un año pensaba que mi vida estaba encaminada: Tenía un trabajo honrado y bueno en el que llevaba nueve años, estaba a punto de buscar piso para independizarme y cursaba el tercer ciclo universitario. No me comía un rosco, pero la esperanza nunca se pierde ¿no?
Entonces ocurrió algo que revolucionó mi vida: Uno de los socios compró toda la empresa y a los pocos meses ya estaba en la calle de las peores formas posibles - La honradez y los negocios no se llevan bien -. Después de tantos años luchando por la entidad, te encuentras en la calle, y con una cuenta vivienda expirando al mismo ritmo en que los precios de las mismas crecían.
Aún recuerdo cuando llamé a mi abogado y pedí cita para una semana después, pues con todo lo que se me presentaba sólo tenía ganas de realizar el viaje que tenía programado a Ámsterdam. Mi jefe podría pagar el mejor abogado, el mejor coche, podría fastidiarme en muchas, muchísimas cosas, pero no iba a quitarme esa ilusión por más dinero que tuviera.
Y ahí empezó un año loco, con una experiencia irrepetible de mes y medio en Panamá que muchos para sí hubieran querido. Pero todo acaba, incluso la prestación por desempleo, y después de un año ha expirado mi cuenta vivienda, no he terminado el segundo curso de doctorado, no aprobé las oposiciones a secundarias y se me acaba el vil metal.
Ante tal adversidad ¿qué puedo hacer? Volver al punto de partida. Así que mañana parto para Madrid y, desde allí este martes cruzaré el arco iris con destino a Amsterdam. Me espera una visita al museo de M. C. Escher en La Haya, uno de mis sueños que voy a conseguir hacer realidad, porque a veces lo que uno desea está tan solo a la vuelta de un clic en Internet.
Este peatón errante necesita dejar de dar vueltas en círculo y de equivocarse, pese a que uno piense que el mayor error que ha cometido ha sido el de ser honesto, honrado y consecuente. Pero eso dentro de una semana, ahora toca disfrutar. Os dejo, que voy a ver cómo puedo llegar a Amberes y Brujas. Un saludo desde el otro lado del arco iris.