Nacionalismos de Gila
Se abre el telón y aparece un señor encapuchado con cara de pocos amigos. Se acerca a un antiguo teléfono que hay en una mesita en medio del escenario.
-Buenas. Se preguntarán que hago aquí, a estas horas, y con el traje de matar, pero es que el oficio de terrorista cada vez está más difícil. Nos viene competencia de fuera y claro, ya sabemos: mucha mano de obra barata, sin cualificar... que así no hay quién atente oiga. Y reivindicar, ¡qué les puedo decir! Antes uno podía reivindicar los días de diario, pero ahora tienes que hacerlo en festivos para que te hagan caso. Y eso no es, que uno también tiene sus ratos libres. Parte de la culpa la tienen los catalanes, que cuando se ponen a pedir, es que no nos dejan cuota para los demás ¡oiga!.
Saca una pequeña agenda del bolsillo, y la hojea. Descuelga el auricular, lo coloca en la oreja y lo sostiene con el cuello. Mientras deja la agenda abierta por una página con una mano, con la otra marca un número en el teclado del aparato.
-Oiga, ¿está Don José Luis?...
-Ah, que no está, que se ha ido a comprarle unos patines a Carod-Rovira... ¿Y no sabe cuando vuelve?
-¡Uy! A esa hora ya me pilla en casa leyendo el Gara. ¿Y no hay nadie más?...
-No, el jardinero no me vale. Alguien que mande, un ministro... Vaya, que sólo está este y la criada.
-Sí, sí, ya sé que es puente, pero es que ahora reivindicamos también en festivos. Cosas de la globalización, ya sabe usted. ¿ Y no podría dejarle un recado?...
-Sí, sí, será cortito: Dígale que le llamamos de la ETA... Sí, por lo del atentado. ¡Qué observadora es ust...! Sí, ya sé que está mal, pero fíjese que ahora hacemos envases más pequeños y los repartimos, vaya a ser que matemos a alguien, que eso ahora está feo.
-Ya mujer, ya sé que no está bien atentar, pero sólo es un poquito, lo suficiente para que nos oigan. ¡Que cada vez salimos menos en televisión!... Pues ya ve usted, la Competencia que tenemos: que si unos matan por aquí, que si otros buscan la independencia por allá.
-No, que ya lo hemos intentado señora, pero del suelo no pasan. Es que los patines tienen ruedas muy pequeñas, y los aizkolaris estamos acostumbrado a rodar sólo sobre troncos. Y los demás países son muy endebluchos para levantar piedras. La sociedad nos lleva a esta mala vida señora, que uno es de muy buena familia...
-Bueno, dígale al señor Zapatero cuando venga que somos los de la ETA, que reivindicamos lo de siempre, que mire en el imán de la nevera, que ahí lo tenía apuntado el señor Aznar.... Sí ese, el enano del bigote. ¡Sí jajajaja! entonces sí que me entraban ganas de reivindicar, el tío gracia no tiene ninguna, pero no me negará que te pone de mala leche enseguida. ¡Y Álvarez Cascos! El number one de la mala ostia. Es que era sólo verle y te entraban unas ganas de poner bombas. Y no con este santón, que con esa cara de bueno no se entona uno oiga...
-Ah, y dígale también que como los catalanes nosotros tampoco queremos que nos invada el ejército. No, no es envidia; bueno, un poquito sí es, pero que para matar a los nuestros ya nos bastamos nosotros. Sí mujer, por dar empleo a los del pueblo y eso...
-Por cierto, una opinión... ¿A usted le hemos dado miedo, miedo?... ¿Ni un poquito?... ¡Ah!, claro, a mi también me asusta más Rodríguez Ibarra, aunque yo no lo he tenido delante como usted. Ya... ¿Y sobre la opresión del pueblo vasco?.. ¡Ah! Que usted es ecuatoriana y que su apellido es de un cabrón conquistador de Vizcaya. Bueno, ya casi me iba, que voy a llegar tarde a quemar unos contenedores. Muchas gracias por todo, y no se olvide darle la nota al señor. Adiós, adiós.
El individuo cuelga el teléfono y abandona el escenario. Se baja el telón. Nadie se ríe.