Tenía ganas de ver a Antonio Arias presentar su
nuevo álbum, después de reconfigurar la banda e incorporar a Víctor Lapido, pero no pude ir a ninguna de las citas en el resto de provincias. Como en Málaga no hay una decente sala de conciertos, tuve la suerte de que actuaran en la valiente sala Première de Marbella. Y allí me presenté el pasado viernes, desafiando a mi cefalea, al cansancio, y a la jartá de kilómetros.
Ante lo reducido del escenario y del aforo, uno podía pensar que el grupo se reservaría para una mejor cita, como la que tenían al día siguiente en un importante festival en Hospitalet. Pero con muy buen oficio y profesionalidad el grupo se entregó y ofreció la contundencia de sus temas como en el más grande de los aforos. Claro que los que allí estábamos habíamos ido expresamente a verle, sabíamos hasta las letras de las canciones, y compramos los discos originales. Era una reunión de desconocidos unidos por la magia de la música, un concierto que nunca sería igual si alguno de nosotros hubiéramos faltado, eso estoy seguro.
La incorporación de Víctor Lapido le da firmeza a la banda, en especial en los temas en que suenan dos bajos Para mi gusto, la mejor combinación -. Se dice que Lagartija Nick vuelve a sus inicios sólo porque un tema como gente extraña suena con la misma fuerza y frescura que inercia, compuesto doce años antes. En mi opinión es sólo la constatación de la solidez e importancia del concepto que Arias ha sabido darle a su proyecto, por encima de las modas y vaivenes del mercado discográfico. Encantados estamos su grupo de fieles. Mucha gente extraña, como anfetamina, como gasolina.