Sufrir un “screener”
Huelga decir que semejante palabro viene de capturar la pantalla de cine con un dispositivo de videograbación, y que es la versión moderna de la clásica “grabación pirata” en casete de la que todo buen coleccionista ha de tener varias de sus artistas favoritos – cuanto peor grabadas, más “auténticas”-. Guardo varias de esas cintas como oro en paño, pese a que están repletas de cortes, fallos en la grabación, gente hablando de fondo, y un sonido patético en el mejor de los casos.
Con la misma indulgencia que un fan escucha esas reliquias, los modernos devoradores de cine ven los “screeners”, auténticas aberraciones de la filmación en vivo donde puede aparecer una cabeza, moverse la cámara, temblar, apagarse y encenderse... emocionantes visiones que se combinan con ese sonido: ora desaparece, ora retumba, ora es el vecino cascando, y en las comedias la multitud riendo. Meter un sonido dolby en un microfonillo de estos aparatos es como pretender copiar los planos del Renault de Fernando Alonso a carboncillo.
¿El resultado? Una vez bajado de la mula, y pasado a formato DVD llega la hora de la visualización: En una de esas pantallitas portátiles que hay ahora, o incluso en nuestro ordenador puede verse medianamente aceptable; pero cuando uno las lleva un televisor de verdad te das cuenta que ha habido una metamorfosis. La compresión fractal ha convertido el fondo en un tapiz plano, y a los personajes en delgadas siluetas sin volumen que parecen haber perdido una dimensión. Si además, como no es extraño, el sonido ha sufrido un desfase, muchas son las ganas que hay que tener de ver la película para continuar...
A mí me movió todo lo contrario: la desgana. No encontraba nadie con quién ir a ver “los cuatro fantásticos”, y a mis oídos llegaban comentarios de desaprobación de la película, y no precisamente de amantes del cine de Truffaut (o como se escriba) sino de frikis como yo que son capaces de tragarse sin palidecer el último truño de su personaje favorito. Así que con ese panorama decidí bajarme uno de esos “screener” que tanta gente ve e incluso compra. Si herejía parecía mi acto, mayor anatema es ver a mis cuatro favoritos convertidos en dibujos animados más inexpresivos que el papel que les dio vida. Si es que “estirón” ya tiene la cara alargada antes de conseguir los poderes, “la cosa” se ve más amorfa antes de la conversión gracias a ese pixelado. Y la “chica invisible”... bueno, a veces no se ve entre tanta oscuridad.
De la película poco puedo hablar, apenas aguanté 30 minutos antes de irme a leer. Supongo que ahora que vienen los mamporros la podré aguantar hasta el final cuando la vuelva a poner. Creo que entre el guión que adivino malo, la grabación que se visualiza peor y mis frustradas ganas no va a hacer falta que putee el poco esfuerzo que les están poniendo los actores. Y lo peor es que soy reincidente, porque ya me tragué “mortadelo y filemón” con los colores cambiados (o sea, cuando decían “pulsa el botón rojo”, le daba al verde), mas ya había ido al cine a verla y no me pareció tan horrible el trato. Pero no vuelvo a ver un screener mientras le tenga el más mínimo apego a la película. Algunas no se merecen semejante maltrato.