Carta a la SGAE
Málaga, 19 de octubre de 2005.
Señores:
Hace varios años que llevaba esperando con ansiedad el nuevo trabajo de José Ignacio Lapido, así que hace unos días me acerqué a mi tienda de discos habitual. La sorpresa fue cuando vi que me costaba 14’90 ¤ en lugar de los 12 ¤ con que sale al mercado. “Es una tienda pequeña, y necesitarán subir los precios para subsistir”, me dije en un alarde de justificar esa subida de casi el 25% de su precio.
Sin embargo, a medida que mis amigos de toda España van comprándose el disco – los fans de Lapido somos muy fieles al “maestro” – me van llegando noticias de la disparidad de precios, que llega hasta los 17 ¤ en algunos grandes almacenes. Es decir, que de tiendas pequeñas y de economía de subsistencia nada. No sólo cada cual le pone el precio que le da la gana, sino que hay grandes superficies que incrementan el precio ¡en cerca del 42%!
De buenas ganas le daría cinco euros más al maestro, que se ha tenido que editar su propio disco por culpa de la abulia general en las discográficas, pero para nada pienso dárselo a unos crápulas que luego vienen llorando y amenazando con que se acaba la industria discográfica. Si la piratería es un delito, ¿qué nombre le ponemos a este robo con alevosía y total impunidad?
Señores de la SGAE, me han llamado pirata por comprar cds vírgenes, he tenido que pagar un canon porque otros copian, me han acusado de cosas que no soy, y mientras estos señores se ponen las botas. Les paso esta denuncia para que actúen con contundencia, como lo hicieron con inocentes a la hora de pedir el canon. Yo también voy a hacerlo: voy a pedir a mis amigos que no compren nada en esas tiendas que suben tanto los precios ¡Antes filibustero que pardillo!
Saludos,
Jorge J. Frías