Hoy me he levantado con la triste noticia del fallecimiento del gran escultor malagueño Miguel Berrocal, a los 72 años, víctima de un cáncer de próstata que le diagnosticaron hace unos meses. Pese a que falleció el miércoles noche, no fue hasta la edición del diario de hoy cuando se ha publicado. Aunque el Diario Sur ha dedicado unas páginas especiales que pueden verse
aquí.
La mayoría desconocerá quién es Berrocal. Algunos malagueños caerán en la cuenta si les digo que es el escultor de las "tripas" que están en el parque Picasso, y de la escultura de los "premios goya". Tampoco las instituciones han hecho mucho por conocer la labor de este innovador de finales del siglo XX, puesto que el escultor estaba dispuesto a instalar su taller y su museo en su natal Villanueva de Algaidas, pero la dejadez de las instituciones chocó con las exigencias del artista, que tenía otros "pretendientes" fuera de España.
Curiosamente a mí me llegó la obra de Berrocal con un artículo de Martin Gardner en Scientific American traducido en Investigación y Ciencia y en uno de sus recopilatorios. El ilustre divulgador estudiaba la capacidad de sus obras de desmontarse en una ingente cantidad de piezas. Obras como el gran Richelieu eran asombrosas montadas, pero imponentes demontadas. En esos tremendos puzzles tridimensionales incluía algún que otro objeto de la realidad, como yunques y otras herramientas. Obras de arte donde adquiría gran importancia la nada moldeada dentro del metal.
Espero que se haga justicia y esta tierra que tan poco parece querer a sus artistas se vuelque en ese museo que estuvo ahí, en el aire. Adiós Miguel, te imagino en las nubes montándolas y desmontándolas una y otra vez.