El Peatón del Aire

Ahora que este 2002 capitula y da paso a su sucesor, los medios de comunicación se apresuran a hacer un balance del año, como si de una contabilidad se tratase. Pues el cierre no creo que cuadre, por mucho que un muñecajo de plastilina llamado “señor euro” nos diga que quitar unos caretos del rey para poner al de Cervantes no suba la inflación. ¡Qué cruz! ¡y qué cara nos va a salir la cultura!

Cuestiones burocráticas aparte – sé de personas que odian estas fechas por tener que confesarse con Hacienda -, da la impresión de que estamos dando carpetazo a cosas que no entienden de plazos. Acogemos con alegría el nuevo ciclo pensando que con la caída de la hoja del calendario se archivarán los males que acaecieron durante las cuatro estaciones pasadas... ¡Ojalá!

Vinos aparte, la cosecha de chapapote venidera promete ser igual de turbia y pegajosa que la actual; tan espesa como las ideas de nuestros gobernantes. Por suerte, quedará un año menos para que sigan en el poder. Uno más que aguantar al señor Bush Jr, que para mí es el primer clon de la historia por mucho que los agoreros me cuenten fábulas. ¿Alguien se acuerda del efecto 2000?

Pasando del globo y haciendo balance de mi vida personal, estaba dudando en sonreír por lo bueno que me ha acaecido o llorar los sinsabores. No voy a hacer ni una cosa ni otra, pues no creo que sea la añada medida capaz de meterme en vereda. A este cambio de número lo máximo que le ofrezco es quitar mi calendario de Monet y colgar el que he comprado de Dalí. Año nuevo, pinacoteca nueva. ¡Insumisión temporal!

Eso sí, como uno es educado, desde este rincón del humilde hombre de a pie, este peatón quiere desearos un próximo año lleno de felicidad, prorrogables a los venideros. Que vuestros deseos, sean materiales o no, se os cumpla. Y que uno los vea y disfrute de esa alegría, que es el motor del mundo, la luz en la monotonía de la noche del pescador que encuentra, en un faro, tierra firme donde atracar. ¡FELIZ 2003!