El Peatón del Aire

Una extraña planta en un camino rural, una flor amarilla que despunta; otra parecida, pero con ribetes morados, una más que en realidad es la agrupación de muchas de ellas. También las hay con forma de campanilla, seguramente sean amapolas; y si no, qué más da. No entiendo nada de botánica, pero me encanta observar las flores. Nada místico, ni romántico, ni científico, ni sobrenatural... simplemente me gusta.

Ya los oigo, son una pareja de primillas que vienen todos los años a visitarme. Se posan en el edificio más alto, gobernando un territorio que les ignora. Como a esa bandada de colores que nadie mira ¡Periquitos! Seguramente algunos se fugaran de sus caprichosas jaulas y ahora viven y procrean en la libertad. Me uno a ellos y sigo el vuelo con la mirada. Soy un libreobservador.

Bajando las escaleras del centro comercial veo una familia esperando el ascensor. El que parece el padre tiene cara de desear llegar a su sofá, seguro que a su mujer le toca guardar la compra y dar de cenar a la niña que, por cierto, está molestando a una pareja. Ella va de maquillaje extremo y tacones. Él, con chándal y riñonera, juega con su nuevo móvil, apático. Mi escalón desaparece, es hora de dejar de observar.

¡Vaya atasco! El conductor de mi derecha hurga en su nariz aburridos recuerdos. Tiene cara de representante. Es más, con ese coche tan feo, con un obtuso maletero para llevar las muestras, apostaría que lo es. La chica de enfrente, sin embargo, tiene cara de trabajar en una oficina, y su sueldo no parece ser el más bajo. Vaya coche tan sucio que lleva, y eso que ella va inmaculada. Bueno, el mío también está bastante guarrete...

Máxima la audiencia del programa y mínimo mi interés. Todos observan la caja tonta mientras yo les veo ¿o es al revés? Eso es, yo les observo mientras los demás ven la televisión. Qué pérdida de tiempo, pudiendo ver cómo revolotea la polilla en la pantalla. Es más interesante ver la radio mientras la oyes, toqueteando el control de tono, el de estéreo, o simplemente descifrando esa banda numerada que nadie entiende.

¿Qué mira la gente mientras espera un semáforo? Siempre hay algo interesante que ver: una nube, una estrella, la Luna. ¡Ah, la luna! Pero nada ascético, ¿debo ser un cursi o estar chiflado por gustarme ver la Luna? Anda, apaga la luz, que quiero ver cómo la silueta de tu mejilla lucha con la penumbra. Porque, si hay algo que me gusta observar, son cada una de tus formas ¡Y que me llamen como quieran!